Des wahren Gottes, für die wir leben.
Creo en un solo Dios Padre Hijo y Espíritu Santo. Razón ultima de nuestra existencia y fuente de todo bien. Esta en el origen de todo y todo lo sostiene, y TODO lo que existe dependen de Dios como Creador.
Escogio a Abraham como padre de todas las naciones. A Moyses como figura de Cristo nuestro Salvador. Envio al Espiritu Santo para que congregara en su Reino a todas los pueblos.
Creo en Jesús el Hijo de Dios que me amo, se hizo hombre y murió por mi.. Que con si vida, pasion y muerte abrio las puertas del Cielo.
Creo en su santisma madre, madre del Verdadero Dios por quien se vive y madre nuestra para engendrar a los hombres a una vida nueva.
Creo en el Espíritu Santo, que nos une en Cristo con nuestro Dios y con nuestros hermanos.
Decir creo en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo equivale a decir creo en un solo Dios que en Si Mismo, en su vida intima ES Amor.
Y decir que el Hijo de Dios se hizo hombre por obra del Espíritu Santo en las purisimas entrañas de la Siempre Virgen María, es decir que por el misterio de La Encarnación, ese Dios amor se hizo para nosotros un hermano y nos dio un un Padre, y derramo sobre nosotros su propio Espíritu. Que Cristo en vive en la Iglesia, en cada hombre que alcanzo la salvación.
La Iglesia «no es una institución inventada y
construida en teoría..., sino una realidad viva... Vive a lo largo del tiempo,
en devenir, como todo ser vivo, transformándose... Sin embargo su naturaleza
sigue siendo siempre la misma, y su corazón es Cristo». Ha sido nuestra
experiencia ayer, me parece, en la plaza: ver que la Iglesia es un cuerpo vivo,
animado por el Espíritu Santo y vive realmente por la fuerza de Dios. Ella
está en el mundo, pero no es del mundo: es de Dios, de Cristo, del Espíritu.
Lo hemos visto ayer. Por esta es verdad y elocuente también la otra famosa
expresión de Guardini: «La Iglesia se despierta en las almas». La
Iglesia vive, crece y se despierta en las almas, que —como la Virgen María—
acogen la Palabra de Dios y la conciben por obra del Espíritu Santo;
ofrecen a Dios la propia carne y, precisamente en su pobreza y humildad, se
hacen capaces de generar a Cristo hoy en el mundo. A través de la Iglesia, el
Misterio de la Encarnación permanece presente para siempre. Cristo
sigue caminando a través de los tiempos y de todos los lugares.
Creo en Ti, espero en Ti te amo, te adoro, te pido por todos los hombres mis hermanos. Congreganos Unenos, perdónanos, santificanos, transformamos a semejanza de Jesús.
Madre mía el mundo se hunde porque no busca a Dios, intercede por la Iglesia de Tu Hijo, por el Papa, los Obispos y por todos tus hijos, danos sacerdotes santos que nos lleven a Dios.
1. Dona a nuestro Santo Padre Francisco sabiduría,
firmeza y prudencia.
2. Dona a tu Iglesia numerosos y santos ministros del
altar..
3. Dona a cada bautizado hambre y sed de tu Cuerpo.
4. Dona al hombre pecador el deseo de la conversión y
del perdón.
5. Dona a
todos las experiencia consoladora de saberse y sentirse amados por Ti.
1. Elimina con la fuerza de tu Cruz toda discordia y
división.
2. Elimina con la luz de tu Palabra todo engaño y toda
falsedad.
3. Elimina con la mansedumbre de tu Corazón toda venganza
y rencor.
4. Elimina con la dulzura de tu caridad todo egoísmo y
dureza de corazón.
5. Elimina con tu potencia creadora toda violencia contra
la vida humana.
La salvación mediante la fe
Lumen Fidei
19. A partir de esta participación en el modo de
24 - San Agustín lo expresa así con su lenguaje conciso y
25 - Interpreta esta cercanía de la palabra de Dios como
de amor con Jesucristo.
!Y en cada Misa reconocer
la renovacion Incruenta del Calvario!.
Comprender la abundancia del amor divino
siempre es fruto de una gracia.
Dios da en abundancia hasta el punto
de decir, Pablo, como resumen final:
'Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia'.
Sobreabunda, todo.
Y este es el amor de Dios: sin medida. Todo El mismo”.
Porque el amor es la completa donación de uno mismo.
Dios te ama con toda la fuerza de su Corazon divino. Si, a ti, quien quiera que seas. Dios te ama con todo su Corazon, con toda su Alma, con todas sus Fuerzas, y asi te manda que TU lo ames. Y el segundo es semejante al primero... y en estos dos mandamientos se resume toda la Ley y los Profetas.
Pero inmediatemnte surge la pregunta. Quien es mi projimo?... el
que tuvo copasion de el... y era samaritano.
La salvación mediante la fe
Lumen Fidei
19. A partir de esta participación en el modo de
ver de Jesús, el apóstol Pablo nos ha
dejado en sus
escritos una descripción de la
existencia creyente. El
que cree, aceptando el don de la fe,
es transformado
en una creatura nueva, recibe un nuevo
ser, un ser
filial que se hace hijo en el Hijo. «
Abbá, Padre », es la
palabra más característica de la
experiencia de Jesús,
que se convierte en el núcleo de la
experiencia cristiana
(cf. Rm 8,15). La vida en la
fe, en cuanto existencia
filial, consiste en reconocer el don
originario y
radical, que está a la base de la
existencia del hombre,
y puede resumirse en la frase de san
Pablo a los Corintios:
« ¿Tienes algo que no hayas recibido?
» (1 Co
4,7). Precisamente en este punto se
sitúa el corazón
de la polémica de san Pablo con los
fariseos, la discusión
sobre la salvación mediante la fe o
mediante las
obras de la ley. Lo que san Pablo
rechaza es la actitud
de quien pretende justificarse a sí
mismo ante Dios
mediante sus propias obras. Éste,
aunque obedezca
a los mandamientos, aunque haga obras
buenas, se
pone a sí mismo en el centro, y no
reconoce que el
origen de la bondad es Dios. Quien
obra así, quien
quiere ser fuente de su propia
justicia, ve cómo pronto
se le agota y se da cuenta de que ni
siquiera puede
mantenerse fiel a la ley. Se cierra,
aislándose del Señor
y de los otros, y por eso mismo su
vida se vuelve
vana, sus obras estériles, como árbol
lejos del agua.
24 - San Agustín lo expresa así con su lenguaje conciso y
eficaz: « Ab eo qui fecit te noli
deficere nec ad te », de aquel
que te ha hecho, no te alejes ni
siquiera para ir a ti.15
Cuando el hombre piensa que,
alejándose de Dios,
se encontrará a sí mismo, su existencia
fracasa (cf. Lc
15,11-24). La salvación comienza con
la apertura a
algo que nos precede, a un don
originario que afirma
la vida y protege la existencia. Sólo
abriéndonos a
este origen y reconociéndolo, es
posible ser transformados,
dejando que la salvación obre en
nosotros y
haga fecunda la vida, llena de buenos
frutos. La salvación
mediante la fe consiste en reconocer
el primado
del don de Dios, como bien resume san
Pablo: « En
efecto, por gracia estáis salvados,
mediante la fe. Y
esto no viene de vosotros: es don de
Dios » (Ef 2,8s).
20. La nueva lógica de la fe está
centrada en
Cristo. La fe en Cristo nos salva
porque en él la
vida se abre radicalmente a un Amor
que nos
precede y nos transforma desde dentro,
que obra
en nosotros y con nosotros. Así
aparece con claridad
en la exégesis que el Apóstol de los
gentiles
hace de un texto del Deuteronomio,
interpretación
que se inserta en la dinámica más
profunda
del Antiguo Testamento. Moisés dice al
pueblo
que el mandamiento de Dios no es
demasiado
alto ni está demasiado alejado del
hombre. No se
debe decir: « ¿Quién de nosotros
subirá al cielo y
nos lo traerá? » o « ¿Quién de
nosotros cruzará el
mar y nos lo traerá? » (cf. Dt 30,11-14).
Pablo in-
15 De continentia, 4,11: PL 40,
356.
25 - Interpreta esta cercanía de la palabra de Dios como
referida a la presencia de Cristo en
el cristiano:
« No digas en tu corazón: “¿Quién
subirá al cielo?”,
es decir, para hacer bajar a Cristo. O
“¿quién
bajará al abismo?”, es decir, para
hacer subir a
Cristo de entre los muertos » (Rm 10,6-7).
Cristo
ha bajado a la tierra y ha resucitado
de entre
los muertos; con su encarnación y
resurrección,
el Hijo de Dios ha abrazado todo el
camino del
hombre y habita en nuestros corazones
mediante
el Espíritu santo. La fe sabe que Dios
se ha hecho
muy cercano a nosotros, que Cristo se
nos
ha dado como un gran don que nos
transforma
interiormente, que habita en nosotros,
y así nos
da la luz que ilumina el origen y el
final de la vida,
el arco completo del camino humano.
21. Así podemos entender la novedad
que
aporta la fe. El creyente es
transformado por el
Amor, al que se abre por la fe, y al
abrirse a este
Amor que se le ofrece, su existencia
se dilata más
allá de sí mismo. Por eso, san Pablo
puede afirmar:
« No soy yo el que vive, es Cristo
quien vive
en mí » (Ga 2,20), y exhortar:
« Que Cristo habite
por la fe en vuestros corazones » (Ef
3,17). En la
fe, el « yo » del creyente se ensancha
para ser habitado
por Otro, para vivir en Otro, y así su
vida
se hace más grande en el Amor.
En esto consiste la acción propia del Espíritu Santo.
El cristiano
puede tener los ojos de Jesús, sus
sentimientos,
su condición filial, porque se le hace
partícipe de
su Amor, que es el Espíritu. Y en este Amor se recibe
en cierto modo la visión propia de Jesús.
en cierto modo la visión propia de Jesús.
Sin esta conformación en el Amor, sin
la presencia
del Espíritu que lo infunde en
nuestros corazones
(cf. Rm 5,5), es imposible
confesar a Jesús
como Señor (cf. 1 Co 12,3)... Tener una relación de amor con Jesucristo.
!Y en cada Misa reconocer
la renovacion Incruenta del Calvario!.
Comprender la abundancia del amor divino
siempre es fruto de una gracia.
Dios da en abundancia hasta el punto
de decir, Pablo, como resumen final:
'Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia'.
Sobreabunda, todo.
Y este es el amor de Dios: sin medida. Todo El mismo”.
Porque el amor es la completa donación de uno mismo.
Dios te ama con toda la fuerza de su Corazon divino. Si, a ti, quien quiera que seas. Dios te ama con todo su Corazon, con toda su Alma, con todas sus Fuerzas, y asi te manda que TU lo ames. Y el segundo es semejante al primero... y en estos dos mandamientos se resume toda la Ley y los Profetas.
Pero inmediatemnte surge la pregunta. Quien es mi projimo?... el
que tuvo copasion de el... y era samaritano.
Y Jesus es el Buen Samaritano y nosotros el hombre que asaltaron los ladrones.